domingo, 27 de abril de 2008

Aquí está, para su lectura, el texto que trabajó Hania

ACTO 1
Escena 1 ( están dentro Silvio y Pulcinella)

Silvio: Tiene los ojos más bellos.
Pulcinella: Los labios más carnositos.
Silvio: Las manos más tersas.
Pulcinella: Las orejas más lindas.
Silvio: La sonrisa divina
(suspiran y al unísono)
Silvio: ¡mi Flaminia!
Pulcinella: ¡mi Rosetta!
Silvio: ya las veremos pronto Pulcinella, regresando de Padua.

(Salen y entran Flaminia y Rosetta)

Flaminia: ¡Anda Rosetta! Y no te tardes que muero de ganas por saber se mio Medoro Gentile me ha escrito.
Rosseta: Ojalá haya una carta para usted donde le diga que viene de regreso srita. (para ella) así yo vería también a mi Pulcinella.

(
Salen)

Escena 2 (Orazio y Coviello entran de entradas opuestas)

Orazio: (para sí mismo) Flaminia, Flaminia, Flaminia, Flaminita dulce voz, yo te amo y tú ni siquiera me miras, yo te idolatro y tú ni de mi existencia te percatas, ¿qué puedo hacer?

Coviello: (para sí mismo) Rosetta, hermoso nombre el tuyo, como el de una flor a la que opacarías con tu belleza, pero sabiendo de esa belleza, también eres orgullosa como aquella flor; te miro y te volteas, te busco y tú me ignoras.

Orazio: (escuchando a Coviello) ¿Sufre usted por una dama?

Coviello: Así es, por una muy agraciada que no se fija en mí.

Orazio: Yo sufro por lo mismo pero nada encuentro por hacer. Mi doncella vive aquí y responde al nombre de Flaminia.

Coviello: ¡Oh! Es el ama de Rosetta, mi amor. ¡Mírela! ¡Ahí viene!

(Entra Rosetta muy apurada)

Escena 3

Rosetta: ¡Señorita, señorita! No hubo carta para usted…(para sí misma) ni noticias para mí.

Coviello: (acercándose) Buen día cara, ¿aceptas una flor de un pretendiente tuyo? ¿o quizá una invitación a salir? ¿o una propuesta de matrimonio? ¡di que sí!

Rosetta: Hágame favor de no molestarme más caballero.

Orazio: (a Rosetta) Disculpe señorita, ¿ayudaría usted a este enamorado a obtener los favores de su ama? Esque yo la amo.

Rosetta: Imposible señor, imposible ni que fuera mensajera suya. Pero puede hablarle usted mismo ahora que le informe yo que no ha habido carta de su amado.

(Rosetta toca a la puerta de la casa del Dottore, de la que sale Flaminia)

Escena 4

Flaminia: (desesperada) ¡Rosetta, mujer, la carta!

Rosetta: Lo siento señorita pero no hubo carta hoy.

Orazio: (acercándose a Flaminia) No ponga por favor esa cara de tristeza, probablemente el joven del que usted espera noticias ni siquiera lo merezca, ¿qué le asegura a usted que no la ha olvidado, que no está con otra? Eso puede ser muy probable estando él tan lejos. En cambio yo estoy aquí, junto a usted y completamente dispuesto a lo que sea para verla sonreir, ¿gusta dar un paseo?

Flaminia: Dispuesto a lo que sea eh, ¡pues entonces déjese de paseitos y de molestarme más!

(Ella y Rosetta entran a la casa y le cierran la puerta a Orazio en la cara)

Orazio: No nos aceptarán por nada.

Coviello: Entonces, ¿no hay manera de que sean nuestras?

Orazio: No, no la hay. No mientras estén perdidas por otros.

Coviello: Oiga, ¿y si esos otros…no estuvieran disponibles para ellas ya?

Orazio: Pero eso no depende de nosotros.

Coviello: ¿Por qué no? Esperan una carta, yo podría traerles esa cara con noticias que nos convengan. Como una boda de sus amados con alguien más. ¿Cómo ve?

Orazio: Me gusta me gusta la idea, vayamos a escribir dicha carta.

(Salen)

Escena 5

Dottore: (entrando) Sí, a mi lado, su hija Lavinia será feliz. Y como no había de serlo con un hombre tan sabio como yo, con todo lo que aprendí en la grandiosa Universidad de Bologna: latín, griego, historia, lingüística y retórica.

Magnifico: Sí sí, claro, lo que usted diga, pero no olvide el trato hecho. Si quiere a Lavinia, debo tener a Flaminia. Así es como funciona el mundo, por medio de tratos, de intercambios, de negocios.

Dottore: Negocios, es todo lo que usted conoce. ¡Claro! ¡Como no estudió! No sabe más del mundo. Pero yo que fui a la Universidad, podría enseñarle muchas cosas a usted mercader.

Magnifico: Pues con eso “poco” que sé he hecho toda mi fortuna de la que bien vivo y me sobra. En cambio sus estudios ¿de qué le han servido? No hacen dinero alguno.

Dottore: Bueno, no discutamos más, hágame favor de hablarle a mi prometida Lavinia.

Escena 6

(Magnifico toca la puerta de su casa. Sale Lavinia)

Dottore: Lavinia adorada, mi Lavinia, conmigo conocerás el mundo entero, el mundo más allá de los negocios.

Lavinia: (sorprendida) ¿De qué habla?

Magnifico: Hija mía, te he prometido con el señor. No te preocupes por mí, su hija será mi esposa y me cuidará.

Lavinia: ¿Y tú qué dijiste? Yo la prometí, ella acepta y punto ¿no? Pues olvídalo. Ya te he dicho que no cuentes conmigo para tus negocitos.

(Azota la puerta dejándolos afuera)


Magnifico: Es algo terca pero tendrá que hacer lo que yo le diga. No la traje al mundo para que se divierta, tiene que ser algo útil. Veamos a mi prometida.

Escena 7

(Dottore toca la puerta de su casa, Sale Flaminia)

Flaminia: (emocionada) ¡¿Carta?! (decepcionada) Ah no, eres tú padre. Dime, ¿qué quieres?

Dottore: Mi muy pretendida hija tengo el honor de presentarte a tu prometido. (refiriéndose a Magnifico)

Flaminia: Lo siento padre, tú sabes que yo te obedecería en todo, pero contra mi corazón yo no puedo y sabes que éste le pertenece a mio Medoro Gentile así que espero puedas disculparme con este señor.

(cierra la puerta dejándolos afuera)

Dottore: Y estas niñas ¿qué se han creído? ¡Las dos nos han rechazado! Pero ¡a nosotros! A nosotros ilustres hombres que podemos darles todo lo aprendido durante nuestra vida que ya es más larga.

Magnifico: ¡Y seguridad económica hombre! Que eso no cualquiera les ofrece. Ya cambiarán de opinión, tendrán que hacerlo.

Dottore: ¡Por supuesto que sí.!

Magnifico: Ande, vamos a escribir el contrato matrimonial.

Escena 8

(
Salen Rosetta y Flaminia)

Flaminia: ¿Tú crees? Yo entregarle mi vida y mi amor a un perfecto desconocido. Además de que se le veía bastante grande ya, por no decir viejo. Digo, ni que estuviera tan fea que no tuviera de otra. No, yo espero a mi amor.

Rosetta: Y con toda la razón señorita, su padre no puede decidir por usted ese tipo de situaciones. No, no y no. Yo la apoyo. Usted está en todo su derecho de quejarse. Además ¡mire! ¡ahí viene un mensajero! Quizá sea carta para usted.

(Entra Coviello disfrazado de mensajero)

Coviello: ¿La señorita Flaminia?

Flaminia: Soy yo.

Coviello: Ah, esta carta es para usted, viene de Padua.

(Flaminia abre la carta y la lee para sí)

Rosetta: ¿qué dice, qué dice?

Flaminia: Que…Silvio…y su criado… Pulcinella se han… ¡casado con unas damas allá en Padua!.

Rosetta: Pero ¿¡por qué!? ¡¿por qué?! Él decía que me amaba.

Flaminia: Pues te mintió igual que a mí Silvio porque de habernos amado no nos habrían cambiado…

Rosetta: Pero esto no se queda así ¡oh no! Yo me vengaré, me vengaré. Y usted debería hacer lo mismo señorita.

Flaminia: Sí ¿verdad? Pero ¿cómo?

Escena 9

(Entran Magnifico y Dottore)

Flaminia: ¡Ah ya sé como! (a Dottore) ¡Papá, papá! Lo estuve pensando mejor y, aceptaré casarme con quien has dispuesto. (a Magnifico) Señor, me honrará ser su esposa.

Dottore: Lo ve, le dije que Flaminia entraría en razón, si yo conozco bien el comportamiento humano, llevo muchos años estudiándolo. Vaya a ver a la bella Lavinia, yo creo que viendo a Flaminia, seguirá su ejemplo.

(Magnifico toca la puerta de su casa y sale Lavinia)

Escena 10

Lavinia: Dime padre.

Flaminia: (a Magnifico) Yo me encargo. (a Lavinia) Mujer, yo como tal entiendo tu posición de no quererte casar con un hombre al que ni siquiera conoces, al que escogieron por ti, que quisieras casarte con alguien a quien amaras. Pero por experiencia te digo que a quien amas te decepciona y te deja fácilmente, que creo que mejor nos conviene estar con quien nos quiere.

Lavinia: Te escucho y suenas muy convencida. Yo te vi locamente enamorada y dispuesta a todo por tu amor. Algo muy grave debió hacerte para dejarte en este estado así que seguiré tu consejo. (a Dottore) Señor, acepto ser su esposa, no con mucha alegría y un poco contra mi voluntad pero acepto.

Escena 11

(entra Coviello)

Coviello: Yo pasaba por aquí y de casualidad escuché las buenas noticias de próximos matrimonios y pensé que ya que habrá tantos, uno más no estaría mal. (a Dottore) Señor yo quiero pedirle en matrimonio a la doncella de su hija.

Dottore: Si ella acepta por mí no hay problema.
Rosetta: (para sí misma) Esta será buena venganza. (a Coviello) Acepto pues señor este honor.

Magnifico: Bueno, pues todo listo está, no hay más que decir. ¿Flaminia, deseas conocer lo que será tu hogar?

Flaminia: Sí señor.

(Magnifico, Flaminia, Coviello y Rosetta entran en la casa de Magnifico, Dottore y Lavinia entran a casa del Dottore)

Escena 12

(Entran Silvio y Pulcinella)

Pulcinella: ¡De vuelta en casa! ¡A ver a mi amada!

Silvio: Lo merecemos Pulcinella, lo merecemos. Después de tanto estudio lo que más deseo es ver a Flaminia pero primero a saludar a mi padre.

(
Toca la puerta de Magnifico)

Escena 13

Magnifico: ¡Hijo mío! (abraza a Silvio) ¡qué alegría verte! ¡oh! Hoy es un día lleno de dichas, maravilloso, maravilloso. Debes enterarte de todo de una vez para que compartas la alegría conmigo.

Silvio: ¿De qué se trata papá?

Magnifico: Me caso, me caso. Debes ver a mi bella prometida. ¡Mujer, mujer! Ven a que te conozca mi hijo por favor.

Escena 14

(Sale Flaminia y al verla, Silvio se desmaya)

Magnifico: Pero, ¿qué le ha pasado? Tal vez el cambio de clima. Dicen que Padua es más frío que aquí. Lo llevaré dentro.

(Carga a Silvio y entra a la casa con Flaminia)

Escena 15

(Entra Coviello)

Coviello: ¡Pulcinella! ¡amigo mío! ¡qué gusto verte! ¿cuándo volviste? No importa, no importa. Estás de regreso y eso me alegra realmente. ¡Oh debo contarte! Me caso, me caso con la mujer de mi vida.

Pulcinella: (para sí) ¿qué todo mundo en este lugar se casará? (a Coviello) ¡Qué gusto me da oir esa noticia! ¿y quién es esa mujer?

Coviello: Te la presentaré, en cuanto la veas te vas a sorprender, te vas a sorprender con su belleza. Es algo orgullosa pero encantadora, encantadora.

(Coviello toca a la casa de Magnifico y sale Rosetta)

Escena 16

Coviello: Aquí está, mi hermosa prometida. Rosetta, mi vida sólo quería que te conociera este caballero, amigo mío.

(Voltea a ver a Pulcinella y lo encuentra desmayado)

Coviello: Se lo dije, se lo dije. Le dije que se desmayaría al verte. Vamos, metámoslo a la casa por favor.

(Lo meten)