Hola muchachos, finalmente consideré que la traducción que les ofrecí, tiene muchos tecnicismos que los haría trabajar excesivamente en su glosario, así que decidí hacer un resumen y una especie de guía de lectura de obras no realistas.
ACERCAMIENTO A LA LECTURA DEL DRAMA NO REALISTA
Unos datos con respecto a las alternativas anti-realistas.
Las obras que hemos leído, son en su mayoría realistas; es decir, son obras en las que se ofrece una perspectiva de una realidad como la conocemos. Reconocemos a las personas, los ambientes y las situaciones como algo que hemos visto y no lo ponemos en duda; lo reconocemos y acordamos que puede ser real.
Por otra parte, hacia finales del siglo XIX, los críticos del realismo y del naturalismo argumentaban que esta visión del mundo no revela más que una parte de la verdad y que hay otros aspectos que se estaban dejando de lado.
Hicieron su aparición, por esa época, los simbolistas, los expresionistas y una variedad de movimientos (muchos de ellos ya desaparecidos) que se alejaron en direcciones diversas de la "copia" del mundo real. En el centro de las inquietudes de estos movimientos estaba la percepción de la realidad.
Personalidades como Freud, Baudelaire, el mismo Einstein, aportaron dentro de sus respectivos campos de conocimiento, las bases para respaldar otras 'realidades'. Por ejemplo, con los trabajos de Freud, muchas cuestiones que previamente se rechazaban como posesiones demoníacas, castigos divinos, etc., encontraron una explicación científica y los aspectos de las realidades subjetivas llegaron a la escena. La exploración de la psique encontró también su lugar en el drama, la mirada única del sujeto palpitante se reflejó en la realidad distorsionándola, reflejando las angustias internas, las ansiedades, los temores. Por ejemplo, la percepción de personajes monstruosos no obedece ya a la lógica de un mundo real sino a una interioridad que se manifiesta sobre el mundo y lo transforma, lo vuelve su espacio vital.
Con Baudelaire como fundador del simbolismo, la imagen de lo misterioso, los signos que envía ese mundo invisible, se vuelven importantes. Los simbolistas pusieron el énfasis en un idioma que no es el de las palabras, sino manifestaciones de fuerzas que son incomprensibles.
Baudelaire creía que el escritor trabajaba a través de una comprensión irracional y mística de la verdad pero que la verdadera naturaleza de sus intuiciones hace imposible expresarlas directamente- el hombre camina en una “selva de símbolos” que le hablan en palabras que no puede completamente entender. Por lo tanto, el escritor solo se puede comunica oblicuamente a través de un sistema de “correspondencias” que solamente sugieren la visión. (Brockett, 124)
Así, en obras como las del drama estático (Maeterlinck), se deben descifrar los signos de la naturaleza como un lenguaje que está contando una parte importante de la historia. En La Intrusa, por ejemplo, la trama sencilla y puede ser irrelevante; lo que es importante es que el susurro del viento, las llamas de las velas que se apagan, las ventanas que se azotan, las señales de alguien que va llegando pero nunca se observa quién llega, las intuiciones del viejo ciego, todo ello, a) ponen en relieve una realidad que está más allá de de la realidad cotidiana, b) se deben interpretar como manifestaciones de un mundo que no vemos, pero que constantemente envía señales para alertarnos de algo que está sucediendo, c) la realidad se vuelve misteriosa, d) la imagen se vuelve, en buena parte de los casos, más importante que las acciones de los personajes o, dicho de otra manera, el personaje importante es esa voluntad oculta o destino 'parlante' (que no habla a través del lenguaje sino a través de signos no verbales) que mueve a los seres.
Luigi Pirandello escribió un tipo de drama que fue innovador de una manera única. En coincidencia con las ideas relativistas einsteinianas, este dramaturgo italiano se las arregló para mostrar que la realidad no es absoluta sino que cada personaje tiene su propia realidad. La dramaturgia de Pirandello es inclasificable; estaba cuestionando la visión del mundo provista por los dramas realistas donde pareciera que hay una sola realidad indivisible. Las identidades en los personajes pirandelianos, no son claras, no se puede conocer por completo a una persona. Así, un personaje puede mantener en secreto su identidad mientras los habitantes del pequeño pueblo se preguntan quién es la esposa del personaje que acaba de llegar. Las pesquisas se multiplican, el asedio al esposo se intensifica hasta dar con la identidad de la mujer misteriosa. Finalmente ella decide, frente a todos, que ella es la que ellos quieran[1].
Para leer este tipo de obras, primero uno se debe cuestionar qué es lo que parece ser más importante para el autor. Piensen en lo que leen no como reflejo de una realidad cotidiana, sino como manifestación de otra realidad que no es fácil determinar pero que proporcionará sus propias leyes. Las palabras no deben ser valoradas, como en el realismo, por describir algo que ya conocemos, las palabras solamente apuntan hacia la valoración de otro lenguaje; el lenguaje de la metáfora, el de la imagen, el de la expresión de la psique humana. Les voy a poner un ejemplo.
En la obra El Rinoceronte de Ionesco, se comienza con una realidad como la que todos conocemos (hay elementos de realidad porque de otra manera no comprenderíamos absolutamente nada de lo que el dramaturgo nos quiere decir. Así, en la obra de Tomás Espinosa, vemos escenas cotidianas de un pueblecito tropical, vemos mujeres de psicología reconociblemente mexicana, vemos elementos comunes, pero luego irrumpen cosas que ya no son tan "normales"). Repentinamente la convención se rompe cuando un rinoceronte atraviesa la placita. Esta intromisión repentina de un objeto que no pertenece al cuadro general nos incomoda, nos molesta (teatralmente es muy efectiva). ¿Qué sucede? ¿Cuál es la intención del autor? Traducido en términos de lo que percibimos, podemos decir que en un momento de 'normalidad', repentinamente llega algo que no cabe y que nos produce malestar. ¿Cómo podemos transportar ese efecto a nuestra propia experiencia? Nos hacemos la pregunta ¿Qué cosas he visto donde algo incómodo se presenta repentinamente y me cuesta trabajo asimilarlo? Entonces comienza, vagamente, a cobrar sentido. Pero la experiencia apunta en el sentido de que hay que leer toda la obra para explicarnos el hecho ante el fenómeno percibido en su integridad.
Regresando a El Rinoceronte, todavía nuestra mente intenta colocar todo en su lugar. Pensamos en que probablemente el animal escapó de un zoológico cercano, nos damos otras razones porque nuestra mente se niega o le cuesta trabajo aceptar ese hecho insólito. Por fin nos acostumbramos a la idea. Repentinamente, vemos otro rinoceronte aparecer, y otro, y otro. ¡No! Ya no es posible seguir acomodando explicaciones racionales y lógicas a un hecho tan extraordinario. Algo más está pasando. Nos olvidamos de los animalitos y nos concentramos en el personaje central. Nos identificamos con él porque hemos sido abrumados y rebasados por una cosa asombrosa que está pasando frente a los ojos del personaje y frente a los nuestros.
Es importante recordar entonces que los dramas pertenecen a su tiempo y tienen su propio contexto. Si no investigamos la época y el contexto, nos vamos a quedar con un texto que no dice nada. Al repasar nuestros apuntes o investigar la época en la que se escribió la obra, vamos a descubrir que perteneció a un modelo de escritura a la que Esslin bautizó como Teatro del Absurdo
Continuamos…
El teatro del absurdo apareció en un mundo en el que la guerra que acababa de efectuarse entre las más importantes potencias mundiales, había dejado un panorama de terrible desolación, de absurdo, de millones de muertes y economías en ruina. La II Guerra Mundial había pasado a una fase posterior, conocida como la "Guerra Fría". En términos muy generales, durante la llamada "guerra fría", no hubo enfrentamiento directo entre las potencias, pero sí hubo un período pleno de tensión, rivalidad, competencia, amenaza, despliegues armamentistas y espionaje entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética y sus respectivos aliados. Se experimentaba una crisis de conciencia. Filósofos como Jean-Paul Sartre (también dramaturgo) o escritores como Albert Camus, reflejaron en sus trabajos los cuestionamientos que el hombre se estaba haciendo sobre sus valores y el mundo en el que les tocó vivir.
Nuestra generación no ha visto todavía los horrores de la guerra, no sabemos qué vaya a pasar en nuestro mundo. Sin embargo nos podemos imaginar lo terrible que debe ser ver llegar a los ejércitos enemigos a invadir una población tranquila ¡casi como si un rinoceronte pasara frente a nosotros! Una monumental fuerza poderosa, animal, desconocida, con la que no nos podemos comunicar. Nuevamente cobra sentido la obra de Ionesco. Nos damos cuenta inmediatamente que nos estamos moviendo en los terrenos de la metáfora, del símbolo, para hablarnos sobre las emociones producidas por amenazas todavía no identificadas. Ionesco bien pudo estar hablando del contagio de ideas como el nazismo que fue una especie de enfermedad que hizo presa de toda Alemania. Acabo de ver una película alemana, precisamente, donde supuestamente se hace un juicio a Josph Mengele; un médico nazi que hizo experimentos inhumanos con los presos judíos. En la realidad, Mengele no estuvo sujeto a juicio nunca, pero es interesante el juicio ficticio porque los mismos alemanes se estaban juzgando en la película. Recuerdo una frase clave para la autoexculpación o justificación de los alemanes, en una escena donde Mengele habla con su abogado, le dice: "cualquier vecino puede ser un monstruo, todo es cuestión de que las circunstancias sean las apropiadas", (o algo equivalente). ¡Y eso sería lo que estaba pasando en la obra de Ionesco!, claro desde una perspectiva como la que describo, ya que un texto puede tener las lecturas que uno menos se imagina, pero creo que esta me gusta porque nos puede dar pistas sobre la lectura de una obra no realista.
¿Qué pasaría entonces, si en algún pueblo en el que todo es tranquilidad y reina una normalidad en la vida de todos, repentinamente llega un hombre, un grupo, una idea, un elemento visible o no visible, algo que trastorne la vida del lugar? ¿Qué pasaría si mañana te enteras que tu vecino es un zombie y cuando se lo vas a contar a un amigo, te encuentras que el también se ha transformado? En El Rinoceronte, Berenger, el personaje principal se ve, poco a poco, rodeado de rinocerontes. ¿Qué ha pasado?
Hay varias conclusiones que quiero subrayar:
1) La obra no está agotada. Dice una frase que me gusta mucho: al texto, nunca lo vuelve a leer la misma persona; es decir, cuando vuelvas a leer las obras de este semestre, te vas a dar cuenta que a cada nueva lectura, siempre llegas con más experiencia y notas cosas que antes no notabas o encuentras significados nuevos. La interpretación que vimos en la obra de El Rinoceronte, es una que ha dado la historia de la crítica, pero no es la única.
2) Ya se dieron cuenta de que no todas las obras se leen igual. El realismo es muy socorrido, no hay mucho que pensarle o descifrar. En cambio, una lectura como Santísima la Nauyaca, nos pone a pensar, nos da material para encontrar significados, nuevos caminos para señalar las cosas.
3) Imagínense también la libertad que una obra de estas nos propone para echar a volar la imaginación.
4) No es fácil y menos al principio, la lectura de obras no realistas, pero cuando encontramos las claves de la lectura y vamos afinando nuestra sensibilidad, entonces la tarea se vuelve muy satisfactoria.
5) Algunas de las cosas que les he platicado, deben apoyar ahora su lectura.
Términos para agregar al Glosario: Freud, Baudelaire, Einstein, drama estático, Maeterlinck, Pirandello, Tomás Espinosa, Ionesco, Jean-Paul Sartre, Albert Camus.
Después que sepan quiénes fueron estas personas o qué son estos conceptos, vuelvan a leer este resumen.
[1] Se trata de la obra "Soy la que ustedes gusten".
ACERCAMIENTO A LA LECTURA DEL DRAMA NO REALISTA
Unos datos con respecto a las alternativas anti-realistas.
Las obras que hemos leído, son en su mayoría realistas; es decir, son obras en las que se ofrece una perspectiva de una realidad como la conocemos. Reconocemos a las personas, los ambientes y las situaciones como algo que hemos visto y no lo ponemos en duda; lo reconocemos y acordamos que puede ser real.
Por otra parte, hacia finales del siglo XIX, los críticos del realismo y del naturalismo argumentaban que esta visión del mundo no revela más que una parte de la verdad y que hay otros aspectos que se estaban dejando de lado.
Hicieron su aparición, por esa época, los simbolistas, los expresionistas y una variedad de movimientos (muchos de ellos ya desaparecidos) que se alejaron en direcciones diversas de la "copia" del mundo real. En el centro de las inquietudes de estos movimientos estaba la percepción de la realidad.
Personalidades como Freud, Baudelaire, el mismo Einstein, aportaron dentro de sus respectivos campos de conocimiento, las bases para respaldar otras 'realidades'. Por ejemplo, con los trabajos de Freud, muchas cuestiones que previamente se rechazaban como posesiones demoníacas, castigos divinos, etc., encontraron una explicación científica y los aspectos de las realidades subjetivas llegaron a la escena. La exploración de la psique encontró también su lugar en el drama, la mirada única del sujeto palpitante se reflejó en la realidad distorsionándola, reflejando las angustias internas, las ansiedades, los temores. Por ejemplo, la percepción de personajes monstruosos no obedece ya a la lógica de un mundo real sino a una interioridad que se manifiesta sobre el mundo y lo transforma, lo vuelve su espacio vital.
Con Baudelaire como fundador del simbolismo, la imagen de lo misterioso, los signos que envía ese mundo invisible, se vuelven importantes. Los simbolistas pusieron el énfasis en un idioma que no es el de las palabras, sino manifestaciones de fuerzas que son incomprensibles.
Baudelaire creía que el escritor trabajaba a través de una comprensión irracional y mística de la verdad pero que la verdadera naturaleza de sus intuiciones hace imposible expresarlas directamente- el hombre camina en una “selva de símbolos” que le hablan en palabras que no puede completamente entender. Por lo tanto, el escritor solo se puede comunica oblicuamente a través de un sistema de “correspondencias” que solamente sugieren la visión. (Brockett, 124)
Así, en obras como las del drama estático (Maeterlinck), se deben descifrar los signos de la naturaleza como un lenguaje que está contando una parte importante de la historia. En La Intrusa, por ejemplo, la trama sencilla y puede ser irrelevante; lo que es importante es que el susurro del viento, las llamas de las velas que se apagan, las ventanas que se azotan, las señales de alguien que va llegando pero nunca se observa quién llega, las intuiciones del viejo ciego, todo ello, a) ponen en relieve una realidad que está más allá de de la realidad cotidiana, b) se deben interpretar como manifestaciones de un mundo que no vemos, pero que constantemente envía señales para alertarnos de algo que está sucediendo, c) la realidad se vuelve misteriosa, d) la imagen se vuelve, en buena parte de los casos, más importante que las acciones de los personajes o, dicho de otra manera, el personaje importante es esa voluntad oculta o destino 'parlante' (que no habla a través del lenguaje sino a través de signos no verbales) que mueve a los seres.
Luigi Pirandello escribió un tipo de drama que fue innovador de una manera única. En coincidencia con las ideas relativistas einsteinianas, este dramaturgo italiano se las arregló para mostrar que la realidad no es absoluta sino que cada personaje tiene su propia realidad. La dramaturgia de Pirandello es inclasificable; estaba cuestionando la visión del mundo provista por los dramas realistas donde pareciera que hay una sola realidad indivisible. Las identidades en los personajes pirandelianos, no son claras, no se puede conocer por completo a una persona. Así, un personaje puede mantener en secreto su identidad mientras los habitantes del pequeño pueblo se preguntan quién es la esposa del personaje que acaba de llegar. Las pesquisas se multiplican, el asedio al esposo se intensifica hasta dar con la identidad de la mujer misteriosa. Finalmente ella decide, frente a todos, que ella es la que ellos quieran[1].
Para leer este tipo de obras, primero uno se debe cuestionar qué es lo que parece ser más importante para el autor. Piensen en lo que leen no como reflejo de una realidad cotidiana, sino como manifestación de otra realidad que no es fácil determinar pero que proporcionará sus propias leyes. Las palabras no deben ser valoradas, como en el realismo, por describir algo que ya conocemos, las palabras solamente apuntan hacia la valoración de otro lenguaje; el lenguaje de la metáfora, el de la imagen, el de la expresión de la psique humana. Les voy a poner un ejemplo.
En la obra El Rinoceronte de Ionesco, se comienza con una realidad como la que todos conocemos (hay elementos de realidad porque de otra manera no comprenderíamos absolutamente nada de lo que el dramaturgo nos quiere decir. Así, en la obra de Tomás Espinosa, vemos escenas cotidianas de un pueblecito tropical, vemos mujeres de psicología reconociblemente mexicana, vemos elementos comunes, pero luego irrumpen cosas que ya no son tan "normales"). Repentinamente la convención se rompe cuando un rinoceronte atraviesa la placita. Esta intromisión repentina de un objeto que no pertenece al cuadro general nos incomoda, nos molesta (teatralmente es muy efectiva). ¿Qué sucede? ¿Cuál es la intención del autor? Traducido en términos de lo que percibimos, podemos decir que en un momento de 'normalidad', repentinamente llega algo que no cabe y que nos produce malestar. ¿Cómo podemos transportar ese efecto a nuestra propia experiencia? Nos hacemos la pregunta ¿Qué cosas he visto donde algo incómodo se presenta repentinamente y me cuesta trabajo asimilarlo? Entonces comienza, vagamente, a cobrar sentido. Pero la experiencia apunta en el sentido de que hay que leer toda la obra para explicarnos el hecho ante el fenómeno percibido en su integridad.
Regresando a El Rinoceronte, todavía nuestra mente intenta colocar todo en su lugar. Pensamos en que probablemente el animal escapó de un zoológico cercano, nos damos otras razones porque nuestra mente se niega o le cuesta trabajo aceptar ese hecho insólito. Por fin nos acostumbramos a la idea. Repentinamente, vemos otro rinoceronte aparecer, y otro, y otro. ¡No! Ya no es posible seguir acomodando explicaciones racionales y lógicas a un hecho tan extraordinario. Algo más está pasando. Nos olvidamos de los animalitos y nos concentramos en el personaje central. Nos identificamos con él porque hemos sido abrumados y rebasados por una cosa asombrosa que está pasando frente a los ojos del personaje y frente a los nuestros.
Es importante recordar entonces que los dramas pertenecen a su tiempo y tienen su propio contexto. Si no investigamos la época y el contexto, nos vamos a quedar con un texto que no dice nada. Al repasar nuestros apuntes o investigar la época en la que se escribió la obra, vamos a descubrir que perteneció a un modelo de escritura a la que Esslin bautizó como Teatro del Absurdo
Continuamos…
El teatro del absurdo apareció en un mundo en el que la guerra que acababa de efectuarse entre las más importantes potencias mundiales, había dejado un panorama de terrible desolación, de absurdo, de millones de muertes y economías en ruina. La II Guerra Mundial había pasado a una fase posterior, conocida como la "Guerra Fría". En términos muy generales, durante la llamada "guerra fría", no hubo enfrentamiento directo entre las potencias, pero sí hubo un período pleno de tensión, rivalidad, competencia, amenaza, despliegues armamentistas y espionaje entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética y sus respectivos aliados. Se experimentaba una crisis de conciencia. Filósofos como Jean-Paul Sartre (también dramaturgo) o escritores como Albert Camus, reflejaron en sus trabajos los cuestionamientos que el hombre se estaba haciendo sobre sus valores y el mundo en el que les tocó vivir.
Nuestra generación no ha visto todavía los horrores de la guerra, no sabemos qué vaya a pasar en nuestro mundo. Sin embargo nos podemos imaginar lo terrible que debe ser ver llegar a los ejércitos enemigos a invadir una población tranquila ¡casi como si un rinoceronte pasara frente a nosotros! Una monumental fuerza poderosa, animal, desconocida, con la que no nos podemos comunicar. Nuevamente cobra sentido la obra de Ionesco. Nos damos cuenta inmediatamente que nos estamos moviendo en los terrenos de la metáfora, del símbolo, para hablarnos sobre las emociones producidas por amenazas todavía no identificadas. Ionesco bien pudo estar hablando del contagio de ideas como el nazismo que fue una especie de enfermedad que hizo presa de toda Alemania. Acabo de ver una película alemana, precisamente, donde supuestamente se hace un juicio a Josph Mengele; un médico nazi que hizo experimentos inhumanos con los presos judíos. En la realidad, Mengele no estuvo sujeto a juicio nunca, pero es interesante el juicio ficticio porque los mismos alemanes se estaban juzgando en la película. Recuerdo una frase clave para la autoexculpación o justificación de los alemanes, en una escena donde Mengele habla con su abogado, le dice: "cualquier vecino puede ser un monstruo, todo es cuestión de que las circunstancias sean las apropiadas", (o algo equivalente). ¡Y eso sería lo que estaba pasando en la obra de Ionesco!, claro desde una perspectiva como la que describo, ya que un texto puede tener las lecturas que uno menos se imagina, pero creo que esta me gusta porque nos puede dar pistas sobre la lectura de una obra no realista.
¿Qué pasaría entonces, si en algún pueblo en el que todo es tranquilidad y reina una normalidad en la vida de todos, repentinamente llega un hombre, un grupo, una idea, un elemento visible o no visible, algo que trastorne la vida del lugar? ¿Qué pasaría si mañana te enteras que tu vecino es un zombie y cuando se lo vas a contar a un amigo, te encuentras que el también se ha transformado? En El Rinoceronte, Berenger, el personaje principal se ve, poco a poco, rodeado de rinocerontes. ¿Qué ha pasado?
Hay varias conclusiones que quiero subrayar:
1) La obra no está agotada. Dice una frase que me gusta mucho: al texto, nunca lo vuelve a leer la misma persona; es decir, cuando vuelvas a leer las obras de este semestre, te vas a dar cuenta que a cada nueva lectura, siempre llegas con más experiencia y notas cosas que antes no notabas o encuentras significados nuevos. La interpretación que vimos en la obra de El Rinoceronte, es una que ha dado la historia de la crítica, pero no es la única.
2) Ya se dieron cuenta de que no todas las obras se leen igual. El realismo es muy socorrido, no hay mucho que pensarle o descifrar. En cambio, una lectura como Santísima la Nauyaca, nos pone a pensar, nos da material para encontrar significados, nuevos caminos para señalar las cosas.
3) Imagínense también la libertad que una obra de estas nos propone para echar a volar la imaginación.
4) No es fácil y menos al principio, la lectura de obras no realistas, pero cuando encontramos las claves de la lectura y vamos afinando nuestra sensibilidad, entonces la tarea se vuelve muy satisfactoria.
5) Algunas de las cosas que les he platicado, deben apoyar ahora su lectura.
Términos para agregar al Glosario: Freud, Baudelaire, Einstein, drama estático, Maeterlinck, Pirandello, Tomás Espinosa, Ionesco, Jean-Paul Sartre, Albert Camus.
Después que sepan quiénes fueron estas personas o qué son estos conceptos, vuelvan a leer este resumen.
[1] Se trata de la obra "Soy la que ustedes gusten".